Comunicado



El cobarde asesinato de la valiente periodista Regina Martínez el pasado 28 de abril en Xalapa, es una afrenta intolerable al gremio periodístico de México y de Veracruz, a la libertad de expresión y a la lucha por la democratización de los medios de comunicación en nuestro país. Regina fue por casi 30 años ejemplo de autonomía de pensamiento, capacidad de resistencia a la corrupción y a las amenazas de la clase política, y de valor civil a toda prueba, en un estado donde brilla por su ausencia la libertad de expresión y prevalecen los más primitivos métodos de control de la labor periodística. El trabajo de Regina era casi heroico en una entidad donde el pensamiento crítico carece de espacios y donde el gremio periodístico viene sufriendo, in crescendo, agresiones terribles que han hecho de la profesión un ejercicio de alto riesgo.
Desde las páginas del periódico Política, y de las corresponsalías de La Jornada, en el pasado, y de Proceso, en la actualidad, Regina fue una de las escasas voces discordantes en el monótono concierto de loas al gobierno estatal y control casi absoluto de la información que han caracterizado a los gobiernos priístas veracruzanos desde hace años. Por eso su asesinato es un mensaje ominoso a quienes aún tratan de conservar los mínimos espacios críticos autorizados y los escasos espacios de autonomía de opinión disponibles en la entidad.
Exigimos la inmediata aclaración de este terrible asesinato, señaladamente grave por sus obvias connotaciones políticas. La impunidad en que permanecen los demás asesinatos y agresiones a periodistas en Veracruz, especialmente los sucedidos en 2011, demuestra la incapacidad o el desinterés del gobierno estatal, o ambas cosas, en la tarea de resolver crímenes contra un gremio cuya seguridad es central para la vida democrática.
El asesinato de Regina no puede ni debe ser un nuevo caso de impunidad. Dejar en la impunidad este crimen, como antes los de los demás periodistas, confirmaría que vivimos ya, a pesar de la frágil democracia electoral, en la suspensión de facto de la libertad de expresión.
Honor a Regina Martínez, cuya vida fue ejemplo de congruencia profesional y compromiso con la verdad


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